El futuro de Zane Maloney es, por el momento, algo incierto. El cuarto clasificado de esta temporada en Fórmula 2 y piloto perteneciente a la academia de Sauber, no tiene lugar fijo para competir en 2025. Aunque las posibilidades son varias: un tercer año en la telonera de la F1, subir con Sauber o buscarse el pan fuera de este entorno.
Es esta última opción la que le llevó a completar un test privado con el equipo Rahal Letterman Lanigan Racing el pasado 1 de agosto en el óvalo de Indianápolis. A pesar de no contar con más pilotos para hacer una comparación, las sensaciones generales parecieron ser buenas para el corredor de Barbados.
“Para ser una primera prueba, creo que difícilmente podría haber ido mejor. Vine directo de correr la F2 en Bélgica, me ajustaron el asiento, probé algo el simulador y directo a la pista. El tiempo era cambiante, perdimos como dos horas por la lluvia. Pero pudimos rodar bien, tuve varias vueltas rápidas. Cogí pronto el ritmo en seco y en las pocas vueltas que dí en mojado. Fue un buen día“, dijo Maloney al medio RACER.com.
El piloto de Rodin Motorsport también destacó la gran diferencia que existía entre el F2 y el IndyCar en lo que se refiere al comportamiento de los neumáticos, siendo los de la categoría americana mucho más resistentes a las condiciones de pista y, por tanto, “más divertidos para pilotar”. Maloney sigue optando a ser campeón de F2 en 2024, a falta de cuatro rondas para acabar la temporada. A pesar de esto, sus planes para 2025 no se reducen únicamente a la F1. El barbadense ve como algo posible el unirse a la IndyCar para el año que viene.
“Por supuesto, el sueño de cualquier niño es llegar a la Fórmula 1. Pero hay muchas cosas fuera de mi control y la IndyCar es un campeonato increíble. Estoy emocionado por continuar mi camino aquí, ver qué está disponible y saber qué me deparará el futuro”, cerró Maloney.
