Por segunda vez, Takuma Sato se ha convertido en Campeón de las 500 Millas de Indianápolis. Esta victoria viene tras la conseguido en 2017, donde curiosamente también participó Fernando Alonso.
El japonés salía en tercera posición con su Rahal Letterman Lanigan Raccing manteniéndose en los puestos de cabeza durante toda la prueba y el parte final teniendo una gran lucha con Scott Dixon. A punto estuvo de fastidiar su carrera Alexander Rossi en la salida de boxes durante las últimas paradas.
Sato entró por última vez en la vuelta 168, mientras que Dixon, y su compañero Graham Rahal, lo hicieron una vuelta más tarde. El de Chip Ganassi salió delante de ambos, pero a 28 vueltas para el final y ex piloto de Fórmula 1 se colocó líder y sorprendió que el campeón pentacampeón de la IndyCar no le pusiera apenas resistencia. La victoria se la llevó en la vuelta 196 tras el accidente de Spencer Pigot.
“Todos sabíamos y observamos que Scott fue el mejor competidor durante las dos semanas completas”, decía Sato tras la carrera. “Dixon y Ganassi hicieron un trabajo fenomenal para tener siempre el coche en una situación competitiva. Lideró la salida y luego simplemente desapareció. Pude aguantar en ese momento, estaba jugando con mezclas, viendo cuánto millaje de combustible podíamos aprovechar”.
La idea de Sato era no bajar de los cinco primeros: “Las primeras 100 vueltas quería estar entre los tres primeros o cinco primeros, ese fue siempre mi pensamiento al entrar en esta carrera. Si tuviera la oportunidad, hubiera liderado, pero estaría gastando demasiado combustible”.
Admitió que tras cada parada en boxes se iba sintiendo más cómodo con el coche, pero de cara al final se encontró con un problema casi inesperado, el combustible: “Cuando tomé la delantera escuché una voz desde el pit, que estaba usando demasiado combustible, así que tuve que retroceder y reducir la mezcla, como pudieron ver Scott inmediatamente me atrapó. En este punto tuve que volver a la potencia máxima y, por lo tanto, cuando él estuviera tres o cuatro autos por detrás, volver a la mezcla más conservadora”, esto último fue gracias a los doblados.
Sato confirmó que la bandera amarilla les salvó, pero que con ese combustible hubieran llegado hasta el final: “Todavía creo que Dixon me habría amenazado durante las últimas vueltas. Tenía algo en el bolsillo, pero por lo demás estaba muy, muy cerca”.
