El piloto neozelandés terminó tercero en la segunda carrera de Londres, por detrás de Oliver Rowland, que consiguió la victoria, y Pascal Wehrlein, el rival principal por el título. Mitch Evans creyó durante la cita que su equipo jugó en su contra, con el objetivo puesto en que Nick Cassidy ganara el Mundial.
Antes de que Cassidy sufriera un toque y posterior pinchazo por parte de Antonio Félix Da Costas, Evans retrasaba la activación de sus seis minutos de Modo de Ataque con la intención de escaparse y asegurar la posición con su compañero de equipo, que activaba mucho antes su extra de potencia.
La situación se puso tensa antes. Cuando Evans rodaba detrás de Cassidy, le pidieron dejar hueco entre ambos, algo que no entendió porque no se habló antes de la carrera. “El modo ataque fue una pena, pero no sirvió de mucho porque Oliver Rowland iba a ganar la carrera. El daño ya estaba hecho desde el principio”, comentaba Evans en unas declaraciones para RacingNews365.com.
Sobre la orden de equipo que recibió durante la carrera, Evans aseguró que no se “lo esperaba en absoluto, era la primera vez que se discutía esto. Me permitieron hacer mis modos de ataque cuando quise, como quise, lo mismo con Nick y luego, unos minutos después de la carrera, me dijeron lo contrario”, decía el piloto de Jaguar.
Su frustración es entendible porque es la cuarta vez que Evans se queda a nada de ganar el Mundial. “Obviamente, ahora mismo es difícil ver el panorama general. Es muy decepcionante. Sigo en la misma posición en la que estuve los últimos años. No he tenido éxito”. Acabó mandando un mensaje de optimismo de cara a la próxima temporada, con ganas de volver a luchar por el título. Se debe conformar con que su equipo ha ganado el de constructores.