El Halo se ha convertido en un elemento necesario en nuestros días. A pesar de las críticas que recibió tras su introducción en 2018, la necesidad de su presencia ya es algo común para todos. Durante estos años ha prevenido de lesiones a varios pilotos, salvando la vida a algunos como Guanyu Zhou o Romain Grosjean. Esto, gracias a su posición en el monoplaza y su diseño en aleación de titanio.
Para la temporada 2026 —y con el propósito de reducir el peso de los monoplazas—, la FIA quiere modificar este elemento, haciéndolo más ligero. En los coches actuales, el Halo pesa siete kilos. Pero de cara a la nueva reglamentación, el objetivo de la Federación pasa por reducir la carga de este en un kilo, como mucho. La bajada de peso de este elemento sería una pieza más dentro del objetivo de aligerar los nuevos F1 hasta los 798 kilos.
En el documento se especifica que su construcción debe ser exclusivamente en aleación de titanio. De ahí que el reto radique en poder aligerar peso sin usar otros componentes. Y esto tiene una explicación razonable: la estructura actual se ha consolidado como segura en todo tipo de situaciones.
Es primordial para la FIA que el Halo mantenga la solidez y el grado de seguridad que tiene actualmente. Por ello, los nuevos fabricantes de la pieza tendrán que someterla a fuerzas de 125 kilonewtons (más de 12.700 kilos). De este modo, se garantiza que el elemento siga cumpliendo con su función.
Atrás queda ya el debate sobre la utilización del Halo en la F1 moderna. Haciendo recapitulación de varios incidentes que se han dado en estos últimos años y las consecuencias que han tenido para los pilotos, cualquiera debe concluir que esta pieza es algo indispensable en un coche de carreras. No olvidemos que estamos, aunque muchas veces no lo parezca, ante un deporte de riesgo.