El jefe de equipo de Mercedes, Toto Wolff, siente que la FIA ha llevado a cabo un ataque contra él y su esposa, Susie Wolff. El austriaco remarca que con la investigación por un posible conflicto de intereses han sobrepasado una línea roja, lo cual nunca debe hacerse.
Wolff reconoce que nadie dentro de la FIA se había puesto en contacto con él a la hora de emitir el comunicado que investigaría un posible conflicto de intereses. La llegada de su esposa, Susie, a la F1 Academy despertó durante unos días una polémica que nunca existió. Según los equipos, fue la Federación quien inició y acabó la historia, con la que según Toto, han sobrepasado la línea roja.
“Estaba en una reunión técnica cuando Bradley Lord, nuestro director de comunicación, me transmitió el mensaje de la FIA. Fui a buscar más detalles, pero no había ninguno. Nadie de ellos se había puesto en contacto con nosotros. Después de diez años como director de equipo estoy curtido y no me sorprende en absoluto lo sucedido, pero esta historia fue espeluznante”, ha comentado Wolff.
“Me vi en medio de un fuego cruzado, pero eso no es problema. En la Fórmula 1 se lucha con los codos fuera, tengo la piel gruesa y puedo soportarlo. Sin embargo, cuando la gente la toma con mi familia, estamos hablando de otro nivel. Fue un ataque personal que cruzó una línea roja”.
Wolff recuerda que en un matrimonio, hay más cosas que discutir, no se habla sólo sobre la Fórmula 1. Son una familia con tres hijos y aunque ambos se dediquen a las carreras, no están con ello en la cabeza cuando están en casa. Todos tienen problemas más allá de la competición, por lo que no significa que cada día están transmitiendo datos sobre sus puestos de trabajo.
“Mi mujer y yo llevamos gasolina en las venas. Eso sí, somos lo suficientemente profesionales como para separar claramente el ámbito laboral del doméstico. Además, no veo dónde se solapa tanto nuestro trabajo. Tenemos tres hijos de 6, 19 y 22 años, te puedes imaginar que tenemos nuestros propios problemas”, ha finalizado.