El alemán, a pesar de sus grandes números en la categoría, no es considerado como una de las grandes figuras de la misma. Su campeonato de 2016 está menospreciado por muchos, por aquel dominante Mercedes y por los títulos de Lewis Hamilton, su hasta entonces compañero. Aún así, su temprano retiro sigue siendo muy sonado casi siete años después de producirse.
Según las declaraciones de Rosberg a la revista Men’s health, optó por el camino de la retirada por la gran carga de estrés en aquellos años. “Quería hacerlo yo mismo. Fue lo correcto dejar las carreras en la cima. De esa manera puedo mantener el tiempo de Fórmula 1 como algo bueno en la memoria”.
Es cierto que aunque ahora Nico cree haber tomado la mejor decisión, en aquel momento llegó a dudar por la cantidad de vivencias, amigos y compañeros que dejaba tras sus espaldas. “En cierto modo, renuncié a mi identidad. Todo en mi vida era una carrera, mis mecánicos, mis ingenieros, mis compañeros de equipo, hasta mi entorno social”.
Siguiendo con lo dicho por el campeón alemán, Rosberg reconoce lo obsesionado que estaba por ganar y la fijación por la Fórmula 1, siendo el centro de su vida. “Reiniciar todo a cero de una sola vez fue un golpe para mí, y luego estaba la adicción al reconocimiento y al éxito. No fue fácil, nunca me pregunté qué otras pasiones tenía, solo estaba pensando siempre en la próxima carrera”.
Sea como fuere, el expiloto de Mercedes logró su tan ansiado Campeonato del Mundo. Con esto pudo imitar lo que su padre, Keke Rosberg, logró 24 años antes. Fue precisamente en ese momento en el que asumió cuál era su futuro dentro de la F1. “Más no se puede, es perfecto. Se acabó“, aseguraba Rosberg para sí mismo al cruzar la meta en Abu Dabi.