Algunos equipos de la parrilla ven a Aston Martin como el segundo mejor coche antes de afrontar la temporada. Los de Silverstone prefieren mantener la cautela.
El miedo de los equipos ha crecido por culpa de la tanda larga que Fernando Alonso se marcó en la última sesión de test de pretemporada. El asturiano completó un Gran Premio en toda regla. Comenzó con el C3, uno de los compuestos medios, su primera vuelta fue de 1:39.077, mientras que en las cinco últimas —de las 16 que hizo con este compuesto— llegó a dejar el crono en 1:38.2 e incluso en 1:38.0.
Esto es una mejora de un segundo respecto al inicio del stint. Volvió a pista con el C1 para dar 20 vueltas al circuito de Baréin. En su primera vuelta dejó el tiempo en 1:37.686, mientras que en la última marcó un 1:37.044. Por último, Aston Martin montó al español otro de los compuestos medios, el C2.
Su primer giro fue de 1:36.706 y en el último llegó alcanzar el 1:36.512, aunque en el ecuador de la tanda marcó un 1:36.125. En total, 58 vueltas que encendieron las alarmas en equipos como Ferrari o Red Bull.
Alonso no puede esconder la sonrisa, pero pide unas cuentas carreras para valorar donde está el AMR23. “El monoplaza se siente bien, creo que debemos compararlo con los demás la semana que viene y en Yeda, Australia e Imola, porque son muy diferentes entre sí, eso nos dará una imagen general de todo”, decía según recoge Motorsport.com.
“Pienso que el equipo está progresando bien y que hay potencial que desbloquear en el coche, así que ya veremos lo bien o no que estamos preparados”, continuaba al respecto del rendimiento.
Alonso revela que el AMR23 es complicado de configurar, ya que el 95% del monoplaza es nuevo. “Cada año es un reto para el equipo, pero de esos desafíos aprendes y creo que la escudería ha crecido, cerca del 90% del monoplaza es nuevo, así que en términos de configurarlo no es sencillo y hacemos lo máximo que podemos”, concluía.
