El pasado 1 de marzo, un grupo de activistas encabezado por la excomisionaria del condado de Miami-Dade, Betty Ferguson, interponía una demanda a los organizadores del GP de Miami.
Los denunciantes argumentan que los altos niveles de ruido generarían daños graves e inevitables. Según la publicación del Miami Herald, el juez Alan Fine ha pedido a los vecinos de Miami Gardens que presenten pruebas que corroboren las acusaciones que lanzan sobre la celebración del evento. Dichas pruebas podrían dar lugar a una audiencia de emergencia antes la fecha señalada para el inicio del Gran Premio, el 8 de mayo.
El grupo de vecinos se acoge a un informe realizado por una empresa de ingeniería. Este informe apunta a que se llegarían a los 98 decibelios, incluso, en las viviendas a tres kilómetros del trazado. El juez cuestiona la gravedad del asunto y estudia soluciones como la permanencia en el hogar o el uso de tapones.
Por su parte, la empresa promotora del evento, South Florida Motorsport, asegura que han estado trabajando para remediar parcialmente los excesos de ruido. Los de la entidad americana han colocado paneles de PVC en la cara norte del circuito, la más cercana a la zona residencial. El director del evento, Richard Cregan, se mantiene firme sentenciando que el circuito está al 95% de su construcción y que todo estará dispuesto para mayo.
A su vez, el equipo legal del Hard Rock Stadium y el ayuntamiento de Miami Gardens creen que la demanda ha de ser desestimada. Interpretan, ambas instituciones, que la cuestión debe reglarse por la ordenanza sobre ruidos de la ciudad que contempla la emisión de permisos para eventos especiales.
La expectación por el resultado de este pleito parece que se alarga unos días más. El juez Fine expone que el caso está “en el limbo” por ahora. La experiencia no es alentadora para los vecinos Miami Gardens. Una denuncia al mismo evento que aseguraba discriminación por cuestión de raza fue desestimada en julio.
