La pasada temporada quedó en evidencia que el equipo Mercedes debía dar un paso adelante con su motor. Primero, por la fiabilidad. Hasta 6 veces cambió Bottas de motor por miedo a una rotura durante las fases finales de la vida del propulsor. Y segundo, por la clara mejoría de Honda, que le apretó las tuercas al constructor alemán hasta disputarle y arrebatarle el mundial de pilotos.
Tras el doloroso final para Mercedes, a pesar de ganar el campeonato de constructores, los de Brackley se han puesto manos a la obra para revertir la situación con su unidad de potencia. El motor de Mercedes tenía 1026 caballos durante la temporada. El motor de Hamilton en Brasil se estima que estaba alrededor de los 1044 CV, lo que parece que era el camino a seguir para 2022.
La llegada de un nuevo especialista a la fábrica en Brixworth, bajo la comandancia de James Allison, augura un buen futuro para Mercedes. El nuevo propulsor añade un turbocompresor rediseñado que potencia al máximo la potencia del V6, permitiendo usar estrategias más extremas. De esta manera se habrían recuperado los caballos perdidos por la introducción de un nuevo combustible de Petronas en 2021, algo parecido a lo que pasó con Ferrari y Shell.
Dudas con el diseño del chasis
Aunque parece que en el área de motor está claro el camino que hay que seguir para volver a coronarse, en el área de chasis existen ciertas dudas. Según el reglamento de la FIA, la distancia entre ejes debe estar entre 3400 y 3600 milímetros. Una distancia corta favorece la agilidad de los coches y una disminución del peso, mientras que una distancia mayor favorece el efecto Venturi, es decir, más carga aerodinámica.
Como viene siendo habitual en el coche alemán, parece ser que optarían por acercarse a la distancia máxima entre ejes permitida, pero no lo sabremos con certeza hasta el día 18, cuando se presente el W13, y posteriormente cuando lo veamos en los test de Barcelona.