Una vez más, no está siendo el Dakar que esperaban. En 2020, Gerard Farrés Guell y Armand Monleón debutaban como pareja, pero no les fue como ellos querían teniendo muchos problemas mecánicos.
Afrontaron esta edición con una energía increíble, pero en la primera semana esta se diluyó por un problema en el motor que les limitaba a 80 kilómetros hora. Tardaron un par de días en dar con la solución y llegó ese tercer puesto en la etapa anterior al día de descanso.
Ambos recuperaban esperanzas de cara a la segunda semana. La séptima Especial comenzó bien siguiendo el ritmo de cabeza e incluso luchando con otros vehículos en mitad del desierto por la victoria. Todo se fue al traste en el kilómetro 180, donde se llevaron una valla de alambre por delante. Farrés lo explicaba al llegar a Sakaka, tirando de humor, además.
“Hemos pisado y arrastrado la valla y, sin darnos cuenta, se nos ha quedado enganchada. Hemos roto dos neumáticos, un palier y un latiguillo del freno. Hemos tardado como media hora en sacar el alambre de la rueda y después hemos tenido que cambiar el palier. Lo más positivo es que Armand ha sido muy rápido sustituyéndolo, ha necesitado tan sólo 12 minutos”.
Farrés comentaba esa situación de coches luchando por la victoria de la Especial: “Estaba siendo muy divertida, íbamos en grupo cinco o seis Can-Am. Hasta que nos hemos encontrado con esta situación”. El palier lo pudieron cambiar en la etapa, mientras que, en el vivac, sin asistencia al ser la primera parte de la etapa Maratón, tuvieron que centrarse en reparar el freno.
“Lo importante es que hayamos podido acabar. Hoy ha sido un día de mecánica, Armand ha sido súper rápido en cambiar el palier y anular el freno de detrás. Dentro de todo, estamos aprendiendo muchas cosas que seguro que nos servirán para el futuro. Acabar y ayudar al equipo los próximos días en caso de que se nos necesite”.