Una novena Especial para olvidar. Si ya las opciones de victoria eran mínimas, tras estos 456 kilómetros, Carlos Sainz se despide definitivamente de su cuarto Dakar.
En primer lugar, llegó un pinchazo, pero en ese Carlos y Lucas Cruz son expertos y han tardado poco en solucionarlo. Kilómetros después se quedaban sin frenos y aún quedaban más de 300 kilómetros para llegar a la meta. Desde el incidente, donde perdía más de 20 minutos, hasta llegar a la meta, solo se dejó un minuto más, increíble.
Al llegar al vivac, Sainz comentaba lo complicado que ha sido traer el MINI: “Sí, complicado, menos mal que hemos llegado… Se aflojó un tubo de freno, perdimos el líquido, detrás nada de frenos, por delante muy poco y hemos hecho la especial desde el KM 100 o por ahí sin frenos. Lo he pasado bastante mal, cuando no tienes pedal de freno te apoyas en el motor, pero te sorprenden cosas”.
El madrileño asegura que hubo algún susto durante el recorrido: “Con mucho cuidado y pasando muchos momentos malos, muchos ‘uy, uy, uy’ como digo yo, porque incluso en las zonas de velocidad limitada teníamos que empezar a frenar reduciendo el coche 400 metros antes, para no pasarnos. Saliéndonos muchas veces porque no podíamos parar el coche”.
Una etapa con muchas piedras pudiendo golpear una para romper este tuvo, aunque Sainz no esconde su asombramiento: “Eso entra dentro de lo que puede ocurrir, sobre todo porque había muchas piedras, pero que se te afloje un tubo de frenos la verdad es que no es una avería muy común. Es una pena, pero a ver si conseguimos acabar la carrera, que es lo importante, a ver si Stéphane puede ganar que ha hecho una buena etapa y a ver qué pasa”.
Con una hora de desventaja, Sainz tiene la misma motivación para afrontar las tres etapas que quedan: “Igual, estar a 40 minutos o a una hora me da igual”.