El presidente de la FIA, Jean Todt, sostiene que sin la crisis del coronavirus el techo presupuestario para las escuderías hubiese sido 175 millones de dólares. Los equipos ahora deberán lidiar a partir de la temporada 2021 (año en el que entrará en vigor esta norma) con un presupuesto entre 150 y 120 millones, con el cual los equipos de la zona media han sido capaces de operar exitosamente.
Todt reconoce tener dos planes. Uno de ellos sería aceptar un límite presupestario de 130 millones de dólares y otro arrancar con un límite de 140 e ir descendiéndolo con el paso de los años a 120. No obstante, sostiene que con acordar un límite presupuestario de 150 millones ya estarían contentos, dado que es realmente complicado negociar en estos aspectos con los tres equipos más grandes.
“Tenemos dos opciones. Una es la de 130 millones de dólares con todas las excepciones. La segunda es un plan por etapas, con 140 millones el primer año, luego 130 y finalmente 120 millones de dólares –serían 110 millones de euros–. Todo esto es con excepciones, sacar los extras no es posible en este momento. Sin esta crisis habría habido 175 millones, pero ahora estamos hablando de un reinicio”, ha declarado Todt.
Por otro lado, descarta la oportunidad de empezar de cero que tendría la Fórmula 1 tras esta crisis. Todt sabe que los equipos no son partidarios de arrancar con un límite de presupuesto de tan solo 50 millones, y asegura que ese hecho provocaría la salida de varios equipos de la categoría, entre ellas la de los tres grandes (Ferrari, Mercedes y Red Bull).
“Sólo podemos llegar a un número razonable si nos olvidamos de la Fórmula 1 actual y si empezamos con una hoja en blanco. Con un límite de gastos de 50 millones sin excepciones nada sería como antes, sería una Fórmula 1 completamente nueva, una super Fórmula 2. Un nuevo comienzo no es posible, perderíamos demasiados equipos, incluyendo a los grandes”.
Por último, Todt reconoce que tendrá que lidiar con los problemas que hay siempre a la hora de ajustar los gastos entre los equipos fabricantes de motores y los equipos cliente. Pese a ser fabricantes, estos son los que más dinero invierten y pueden perder a la hora de hacer sus unidades de potencia, y por ello, se verá obligado a meter mano en los gastos de los mencionados equipos para asegurarse de que todo cuadre.
“Si nos lo explican como los fabricantes nos han explicado, sería un argumento a considerar. Algunos desarrollar, diseñan y producen un producto que otros equipos compran. El motor por ejemplo le cuesta 11 millones a los clientes, pero le cuesta al fabricante mucho más. Por ejemplo, el cliente paga 50 millones al fabricante por todo el paquete, la sugerencia es que estos 50 millones deben de ser reducidos del presupuesto del cliente”, ha expresado Todt para terminar.