No es fácil decir adiós a una categoría que te ha hecho grande como es la Fórmula Uno, donde has ganado dos Mundiales, pero fue capaz de afrontar el reto del Campeonato de Resistencia junto a Toyota.
Sorprendentemente, cuando iba a comenzar el Mundial de Fórmula 1 2018, Fernando Alonso hacia oficial su fichaje por Toyota para disputar las 24 Horas de Le Mans y además hacer el campeonato completo, una Superseason que el WEC había preparado para hacer frente a la marcha de Porsche de la máxima categoría.
La aventura comenzó en las 6 Horas de Spa 2018, donde Alonso ya conseguía su primera victoria en el campeonato, además Toyota le brindó la oportunidad de cruzar la línea de meta y cinco años tras el GP de España 2013 se le vio en lo más alto del podio. Una carrera que se complicó al final de la misma tras la salida de un Safety Car, pero los japoneses apagaron el fuego desde el muro.
La segunda cita de esta SuperSeason eran las 24 Horas de Le Mans, las cuales Alonso quería con ansia para acercase al objetivo de la Triple Corona. Su mejor relevo fue en la noche, donde recuperó dos minutos respecto a sus compañeros del coche número #7 y acabó dando la victoria a un equipo que llevaba muchos años buscándola y sobre todo tras el mazazo de 2016, a cinco minutos de finalizar la prueba Kazuki Nakajima se quedó sin potencia.
La siguiente cita fue en Silverstone, de nuevo Alonso se llevaría la victoria, pero la FIA descalificaría a ambos Toyota porque el alerón que mostraron durante la carrera no era el reglamentario.
Desde entonces entró en un bucle un tanto extraño, en Fuji tampoco pudo hacerse con la victoria y en Shanghái, una estrategia mala por parte del Toyota #8 cuando iba líder, dejaba la victoria al #7 en bandeja. Por lo visto, esos días de Alonso fueron tensos con los directivos de Toyota, al español le gusta ganar y perder por estrategia no es lo normal.
Llegó Sebring y esos malos momentos pasaron con una nueva victoria. Un fin de semana perfecto aquel, donde en clasificación el español batió el récord de vuelta. La carrera estuvo apretada entra ambos coches, pero Pechito López tuvo que entrar a boxes durante su relevo perdiendo dos vueltas para solventar problemas mecánicos. Estos dejaron la victoria en bandeja para el coche de Alonso, la carrera acabó con mucha lluvia.
La penúltima carrera de la SuperSeason, que tuvo lugar en Spa, también estuvo marcada por la lluvia e incluso en algunos momentos del fin de semana, por la nieve, el coche de seguridad tuvo mucha importancia en esta prueba.
De nuevo, el #7 con problemas parando en el garaje y los mecánicos trabajando en el motor del Toyota Hybrid. De nuevo ponía de cara la victoria al #8 de Alonso, como así fue, mientras que sus compañeros ni se subieron al podio.
Como constructor consiguieron el Mundial, pero faltaba el de pilotos y Le Mans era la cita clave, tan solo había que terminar la carrera lo más arriba posible y si el #7 ganaba tenían hasta la séptima plaza como margen.
Los reglajes del coche de Alonso fueron otros durante toda la preparación de Le Mans, tan solo tenían que llegar a meta sea como fuere. Así lo han hecho y además haciéndose con la victoria de nuevo en Le Mans gracias a un pinchazo en el otro Toyota, la suerte apareció, ya que el #8 no tuvo un buen ritmo en ningún momento.
Fernando Alonso vuelve a ganar un Campeonato FIA, vuelve a convertirse en Campeón Mundial doce años después esta vez Campeón del Mundo de Resistencia. Evidentemente el mérito no solo es suyo, Sébastien Buemi y Kazuki Nakajima han hecho el mejor de los trabajos durante este largo periodo de tiempo.
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