La salida de boxes del circuito francés, que fue motivo de numerosas criticas la pasada temporada, no sufrirá modificaciones para mejorar la seguridad, pero sí la entrada.
El circuito de Paul Ricard volvió a albergar un Gran Premio de Fórmula 1 tras 28 años en los que el trazado francés había estado presente, pero como circuito de test.
El Gran Premio de Francia también volvía 10 años después del último disputado en Magny Cours y lo hacía con la polémica candente generada por varios frentes.
Los accesos al circuito no cumplieron con las expectativas, provocando atascos que se extendían por las carreteras francesas y en el tiempo, provocando retrasos de varias horas a los aficionados y trabajadores de la prensa.
Por otro lado, las escapatorias azules kilométricas, uno de los aspectos por los que más destaca el trazado, también fueron objeto de críticas, tanto de los aficionados como de algunos pilotos que abogan más por las clásicas escapatorias de gravilla, que exigen mucho mas al piloto.
Por último, el pit lane sorprendió por su estrecha y revirada entrada, que obliga a realizar un brusco giro tras negociar la última curva, y su peligrosa salida, que coincide con la trazada natural en la recta principal, lo que hace a los pilotos andarse con muchísimo cuidado para no provocar un accidente a 300 kilómetros por hora.
Por ello las autoridades del circuito han decidido tomar medidas al respecto y modificarán la entrada al pit lane, de tal manera que los mecánicos del equipo que ocupe el primer garaje podrán tener la seguridad de no ser alcanzados en caso de un posible accidente debido a la trazada de la entrada.
Sobre la salida del pit lane, las autoridades de Paul Ricard no se han pronunciado por lo que es de suponer que se mantendrá sin modificaciones de cara al Gran Premio de Francia de 2019.
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